Noviembre 2020, Polonia
Hace un mes que he llegado a Polonia y puedo decir que ya me he visto inmersa de lleno en una cultura bastante diferente a la española.
Desde mis primeros días en mi nueva ciudad me he dado cuenta de que sus calles, arquitectura, gente…están marcadas por la historia que desgraciadamente ha sufrido este país y que ha afectado de una manera tan profunda y dolorosa a muchísimas personas.
Es por ello que he intentado informarme sobre este episodio tan trágico que salpicó esta tierra no hace mucho tiempo atrás. He tenido la suerte de poder acudir a un tour sobre la historia de los judíos varsovianos durante el periodo de la Segunda Guerra Mundial, donde he visto restos del antiguo gueto de la ciudad y he conocido detalles de cómo vivía o más bien sobrevivía esta comunidad durante aquellos años. Además, he visitado el museo del levantamiento de Varsovia y el campo de concentración de Auschwitz, ambos lugares interesantísimos en los que aprender lo atroz que puede llegar a ser el ser humano.
Por otra parte, y conectado con la historia también, me gustaría destacar los movimientos y manifestaciones que están teniendo lugar en la ciudad, referentes a la nueva ley contra el aborto y los cuales están batiendo récords históricos de participación. Es impresionante ver como incluso en la situación actual, las mujeres y hombres protestan y salen a la calle a luchar por sus derechos y su dignidad.
Para mí, sin duda, uno de los mejores días de este mes ha sido el pasado viernes, cuando me uní, junto a mi mentora, a la protesta contra esta ley. Fue impresionante sentir la fuerza y la rabia de esa marea de gente, la cual me hizo ver que aún hay esperanza de que las cosas cambien a mejor.
Una vez explicados los dos aspectos que más me han llamado la atención de este país, me gustaría exponer brevemente lo que está significando para mí esta experiencia.
A pesar de las restricciones que estamos sufriendo como consecuencia de la pandemia, esta aventura está siendo totalmente enriquecedora y me está haciendo crecer muchísimo a nivel personal.
El tener la oportunidad de trabajar y compartir mi tiempo cada mañana de lunes a viernes con los niños de mi organización de acogida es algo mágico. Por supuesto, los primeros días fueron bastante duros e impactantes, pero es increíble lo rápido que se le puede coger cariño a alguien y lo bien que te puede hacer sentir, aún sin ni siquiera poderme comunicar en su idioma.
Trabajar con niños con discapacidad es aprender a reflexionar sobre multitud de cuestiones relacionadas con la vida y a dar valor a detalles que nos pasan desapercibidos en nuestro día a día.
Ya para terminar me gustaría hacer mención a todos mis compañeros, que son una de las partes más importantes y fundamentales de esta experiencia. Todos y cada uno de ellos son excepcionales y me aportan multitud de cosas positivas.
Es una suerte el poder conocer a gente de culturas tan diversas y charlar sobre nuestras similitudes y diferencias mientras descubrimos juntos la ciudad y hacemos multitud de actividades y planes excepcionales.
Además, no me puedo olvidar de mencionar a mis tres mentoras, las cuales son encantadoras y están haciendo que mi estancia en Varsovia sea mucho más confortable e interesante.
Continuará…